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CRÓNICAS HOTELERAS

Fobias

Vamos a ver cuan diferente es el comportamiento de los clientes (personas) ante problemas parecidos (fobias).
En el primer caso el sujeto es un varón de unos 45 años que aparece en recepción y comenta sus problemas con los edificios altos ya que no puede hacer vida normal en un decimoprimer piso como era el caso. Esta persona comenta su problema, dice que al reservar la habitación no sabía que tuviera que dormir en un piso tan alto y como no hay ninguna libre, nuestro hombre, sin rechistar y resignado baja a las dos de la mañana y después de decir que no aguanta mas, y ante la indicación del recepcionista, se echa en un sofá al fondo de ese salón en penumbra y allí pasa la noche, que le va a costar casi 200 euros. Su compañera permanece en la habitación.
En el segundo caso la sujeta es una mujer de unos 30 años, que viene acompañada de un hombre mas o menos de su edad y de un niño de unos 5 años. Está lloviendo y hace mucho viento. Viene el compañero de nuestra cliente y dice que hace un viento impresionante y que suena mucho en las ventanas. Que a él le da igual pero que a su señora le tiene (el viento) atemorizada y sin poder disfrutar de la estancia. Le contesto que no hay ningún problema con el viento y las ventanas siempre que se mantenga su velocidad en lo que era en aquél momento. Que era una tontería cambiarse de habitación porque iban a tener el mismo problema. Este señor lo comprende perfectamente pero me dice que se lo diga a su señora. Se va hacia la habitación pero al cabo de media hora aparecen nuestra clienta acompañada de su compañero e hijo y se sientan en un sofá me imagino, por el gesto que me lanza el hombre, a esperar a que amaine un poco y deje de hacer tanto ruido en la habitación. Apunto que no se recibió ninguna queja ese día por el viento. Claro, no es culpa nuestra y es fácil de entender. Estuvieron un par de horas por lo menos hasta que decidieron ir a la habitación. Con el chaval tirado en el sofá. Con su compañero aburrido como una ostra leyendo hasta la letra pequeña de un sobre de azúcar...
Conclusión: Uno se lo traga él solito, y la otra se lo hace tragar a los demás también. Todos conocemos personas las cuales en cuanto tienen un problema lo trasladan a su círculo de amigos y familiares. Son incapaces de lidiar ellos solos con sus fobias, como nuestro primer cliente, sin molestar innecesariamente a otras que no van a poder hacer nada para aliviarles.

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