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CRÓNICAS HOTELERAS

El guardaespaldas

Hubo una época en que no existían los teléfonos móviles, no hace tantos años. Un día de un año de esos, era fiesta en la ciudad y había mucha gente por las calles. Entró un chaval de menos de 18 años al hotel para decirme si podía llamar por teléfono. Le indico la cabina de monedas pero contesta con toda amabilidad que no tiene un duro, que se ha perdido, y aquí viene lo bueno, que su guardaespaldas se ha perdido de él y que necesita imperiosamente hacer esa llamada ya que tiene que llamarle para decirle dónde se encuentra esperándole...

Espero que se llevara bien con él porque como se chive a quien paga al guardaespaldas lo veo otra vez en la calle, pero sin currelo... 

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